La experiencia de pasar por el actual aeropuerto de Lisboa no se olvida: es uno de los peores desastres que se hayan concebido, agravados por que su capacidad está completamente desbordada. El aeropuerto, excesivamente pequeño, excesivamente céntrico, completamente superado en su diseño, quedó manifiestamente desbordado cuando Portugal cayó en una profunda crisis económica que llegó a suponer su intervención financiera por parte de la Unión Europea.
Por ese motivo, era obvio que había que aparcar todos los planes para construir una terminal nueva. Pero ahora, finalmente parece que llega la solución. A su manera, porque tampoco es muy ortodoxa.
Aeroportos de Portugal (ANA), que es como nuestra Aena, y que fue vendida al cien por ciento a Vinci, el grupo francés que acaba de comprar el aeropuerto de Gatwick, invertirá 1.150 millones de euros en hacer un nuevo aeropuerto en la que hoy es la base militar de Montijo, junto al Tajo, aguas arriba. La financiación será enteramente privada y las obras durarán diez años, hasta 2028. Pero, y esta es la novedad más importante, el actual aeropuerto continuará existiendo y operando, incluso después, cuando se haya concluido Montijo.
El dinero prometido no irá pues sólo a Montijo. 650 millones irán a mejorar el aeropuerto actual, porque sus carencias son tales que la ciudad no puede permitirse llegar en ese estado hasta 2028. Pero otros 500 millones irán a la nueva terminal. Y 156 millones se le pagarán a las fuerzas aéreas como compensación porque pierden la base.
Se aprobaron al mismo tiempo lo que las partes llaman “una evolución moderada” de las tasas aeroportuarias, para permitir suavizar estos costes.
La solución definitiva pasa, pues, porque se mantienen los dos aeropuertos, aparentemente con el actual como hub –o sea para vuelos de largo recorrido enlazando con locales– y Montijo para vuelos de low-cost.
Fuente: preferente.com
