Entre Cielo y Tierra: “Evolución de los Acuerdos de Cielos Abiertos en Latino América y Caribe”

América Latina y el Caribe conforman una región joven, amplia e importante, integrada por 21 países continentales, 17 países caribeños y 14 islas dependientes de otros Estados, cada uno de los cuales lucha por su bienestar económico y sueña con la integración como una forma de mejorar su comercio exterior y turismo.


En un continente donde, a diferencia de Europa, el transporte internacional de pasajeros terrestre, marítimo y fluvial no se ha desarrollado eficientemente, al transporte aéreo le ha tocado el rol de conector e integrador en materia de turismo, sin embargo, el sistema legal de la aviación comercial internacional, sustentado en los Convenios Bilaterales de Transporte Aéreo, inspirados en los principios y acuerdos derivados de la Convención de Chicago de 1944, no le han permitido tener una dinámica de crecimiento más acorde con la globalización, esto, a pesar de los esfuerzos de los diversos entes multilaterales que han venido trabajando en este sentido. En la Subregión Caribe cohabitan: La Asociación de Estados del Caribe (AEC),1994, y la Comunidad de Países del Caribe (CARICOM), 1996, cada una con un Convenio de Transporte Aéreo lleno de buenas intenciones, pero carentes de mecanismos para poder solucionar las trabas jurídicas existentes en las legislaciones de sus países miembros, o los problemas de mercado que subyacen en la propia subregión; en Suramérica están: La Comunidad Andina de Naciones (CAN),1973, con un Acuerdo de Transporte Aéreo de 1991, por cierto, el más eficaz de toda la región; y el denominado Mercado Común de Suramérica (MERCOSUR), 1991, liderizado por Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, con un Acuerdo de Transporte Aéreo (Fortaleza de 1996), muy poco exitoso; y en Centroamérica existe el Sistema de Integración Centroamericano (SICA), que no posee acuerdo formal de transporte aéreo. Por otra parte, es importante citar la existencia de algunos Acuerdos de Cielos Abiertos, bilaterales, o firmados por un pequeño grupo de países, los cuales, aunque sólo han beneficiado sólo a sus signatarios, sirvieron de referencia a la Comisión Latinoamericana de Aviación Civil (CLAC), para impulsar un acuerdo regional amplio, que elimine las barreras de la integración en este campo.

El Acuerdo promovido por la CLAC se inició en 2010, impulsado por Chile, creándose un Grupo Ad Hoc al cual se incorporaron Brasil, Costa Rica, Cuba, Guatemala, Panamá y República Dominicana, con la misión de proponer a la Región un “Acuerdo Multilateral de Cielos Abiertos”. El proyecto fue preparado originalmente por Panamá y ampliado por Chile, tomando como referencia el modelo elaborado en la Conferencia Mundial de Transporte Aéreo de la OACI de 2003, y los aportes y experiencias de los Estados que integraron el grupo. El texto del convenio se aprobó en la XIX Asamblea de la CLAC, celebrada Punta Cana, República Dominicana, en noviembre de 2010.

El convenio se basa en la liberalización de cuatro grandes aspectos que tradicionalmente han estado restringidos por los Convenios Bilaterales y Multilaterales existentes:

1. Derechos de Transporte, permitiendo la libertad de transporte desde y hacia terceros países, así como puntos más allá, conocidas como quintas y sextas libertades del aire;

2. Libre Designación de empresas, lo que en la práctica significa que cada país designa tantas empresas como considere necesario, y que a las mismas no se les exigen los requisitos de propiedad substancial y control gerencial efectivo por parte de nacionales de ese país;

3. Libre Capacidad, cada empresa designada decide el número de frecuencias que operará en cada ruta, así como el tipo de aeronave que asignará para las mismas en función del mercado; y

4. Tarifas no reguladas, por lo que cada empresa establecerá las tarifas de sus servicios en base a sus costos y a la libre competencia.

Aunque el Convenio promovido por la CLAC se considera una verdadera revolución en el transporte aéreo en la región, este organismo no ha logrado convencer a varios de los Estados que tradicionalmente han defendido la bilateralidad como forma de desarrollo de sus servicios aéreos internacionales, o como forma de proteger a sus líneas aéreas bandera de las cuales son o fueron propietarios.

Según la página web de la CLAC (https://clac-lacac.org/acuerdo-multilateral/#am_fa), hasta diciembre 2024 los Estados que se han adherido o ratificado el convenio son: Chile (adhesión 2010), República Dominicana (Ratificación 2023), Uruguay (Ratificación 2017), Guatemala (Adhesión 2011), Panamá (Ratificación 2013), Paraguay (Adhesión 2011), Colombia (Adhesión 2011), Honduras (Adhesión 2012) y Brasil (Ratificación 2019); es decir, apenas 9 del total de 22 que la integran, 8 de Latinoamérica y 1 del Caribe.

A pesar de lo anterior, la buena noticia es que otros Estados no firmantes del convenio CLAC, tales como Argentina, Perú, El Salvador, Aruba y México, han venido firmando convenios bilaterales de cielos abiertos, lo cual en la práctica conduce a los mismos objetivos propuestos por la CLAC, aunque de una forma más lenta. El pasado 13 de diciembre del año en curso, Argentina firmó un acuerdo de este tipo con República Dominicana, ya antes había firmado otros con Brasil, Perú, Chile, Ecuador, Panamá, Canadá, Uruguay, Paraguay, México y Ruanda, totalizando once convenios de los cuales 8 son en Latinoamérica, 1 en Norteamérica, y uno en África. Por su parte, El Salvador ya suma 22 acuerdos de cielos abiertos, muchos de ellos en Latinoamérica.

Para 2025 se espera que el transporte aéreo en la región mejore su esquema de conectividad a través de nuevos convenios de cielos abiertos y de la liberalización de derechos de quintas libertades en los convenios bilaterales existentes.

Willian J. Bracho
Abogado
Especialista en Derecho de la Navegación
MSc. Gestión del Turismo Sostenible

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