La comunidad de Tortuga, ubicada en la comarca Emberá Wounaan, se ha erguido como un verdadero ejemplo de cómo se puede conseguir un desarrollo sostenible sin sacrificar los bosques que los sustentan. Desde la implementación de su plan de manejo comunitario en 2019, esta comunidad ha demostrado que el respeto por la naturaleza y la organización pueden ir de la mano con el bienestar social.
Con el apoyo del Ministerio de Ambiente, Tortuga ha establecido parcelas de monitoreo y un sistema de rendición de cuentas que asegura que los ingresos generados por la venta legal de madera se reinviertan en obras comunitarias como viviendas y caminos. Estos esfuerzos han impactado positivamente en la calidad de vida de sus 360 habitantes, organizados en 44 familias.
El liderazgo de Etelvino Souza es crucial, ya que expresamente establece un ciclo de 22 años para el uso de sus 7,500 hectáreas, con parcelas que solo se aprovechan anualmente y luego se dejan regenerar. Este enfoque ha permitido conservar el bosque por más de 500 años, y sus prácticas incluyen el uso sustentable de especies como espavé, bálsamo y madera de cedro amargo. Además, están evaluando nuevas especies como el almendro de montaña para asegurar su regeneración natural.
De esta forma, la comunidad de Tortuga ha logrado crear un paradigma de sostenibilidad que no solo protege el medio ambiente, sino que también garantiza el desarrollo económico de sus habitantes, cimentando un futuro más prometedor y respetuoso con la naturaleza.