¿Estamos solos en el universo? Esta antigua pregunta ha ocupado la mente de la humanidad durante mucho tiempo.
En 1995, el descubrimiento del primer planeta de fuera de nuestro sistema solar, en órbita a una estrella similar al Sol, abrió una importante puerta a la exploración de este profundo misterio.
El estudio de los exoplanetas (planetas de fuera de nuestro sistema solar) se ha convertido en una de las áreas científicas más apasionantes del siglo XXI, con metas potenciales como descubrir el origen de la vida y encontrar vida inteligente extraterrestre.
La búsqueda de vida similar a la de la Tierra sigue siendo el objetivo final de la ciencia planetaria, e identificar planetas similares a la Tierra en las zonas habitables en torno a estrellas similares al Sol es un paso clave.
Un equipo internacional integrado por astrónomos de varias instituciones, incluyendo los Observatorios Astronómicos de Yunnan, dependientes de la Academia China de Ciencias, ha logrado un gran avance en este campo de investigación, al utilizar la técnica de la variación del tiempo de tránsito (TTV) por primera vez para descubrir un planeta rocoso del tipo conocido como supertierra. El planeta, Kepler-725c, tiene unas 10 veces la masa de la Tierra y su recorrido orbital está en buena parte dentro de la zona habitable alrededor de la estrella Kepler-725, parecida al Sol.
Se entiende por zona habitable alrededor de una estrella la franja orbital dentro de la cual un planeta allí ubicado puede tener agua líquida en su superficie por recibir de su estrella el calor suficiente para evitar su congelación pero no tan intenso como para que solo pueda estar en forma de vapor.
El equipo de investigación expone los detalles técnicos de su descubrimiento en la revista académica Nature Astronomy, bajo el título “A temperate 10-Earth-mass exoplanet around the Sun-like star Kepler-725”.