El ser humano pareciera estar destinado a acabar con el planeta tierra, los problemas de contaminación ambiental se agravan cada día más y los esfuerzos por disminuirla son muy pequeños al lado de aquella, que afecta a todos los espacios que utiliza el hombre para vivir para recrearse o para trabajar.
La escasa educación para la conservación del ambiente hace que diferentes acciones de los habitantes de una comunidad creen un cúmulo de eventos contaminantes; así, tirar la basura al piso en vez de depositarla en contenedores adecuados, hace que esta se acumule y deambule por las calles, llegue a los ríos, lagunas y mares y afecte tanto el paisaje como a las especies no humanas que viven en los océanos, los bosques y los ríos.
La recolección, disposición y tratamiento de los residuos sólidos es una cadena que debe planificarse y luego gestionarse adecuadamente. Si la cadena no funciona los pueblos y ciudades se mantienen sucias y tal como dije anteriormente, esta llega y se acumula en ríos, lagunas y mares, o en otros espacios, afeando el paisaje y creando condiciones antihigiénicas. En países del primer mundo el aprovechamiento de la basura es todo un negocio de reciclaje, reconversión y extracción, pero en el resto del mundo no existe dicho aprovechamiento sino un dolor de cabeza llamado contaminación por basura.
Las aguas servidas, conocidas como negras o grises, si no se canalizan para tener como destino las plantas de tratamiento, entonces también serán una fuente permanente de contaminación de los ríos lagunas y mares. Dentro de estas, las aguas servidas industriales con alto contenido de desechos químicos son un enemigo mortal para las especies animales y vegetales que habitan en los espacios acuáticos y sus alrededores.
Los pueblos y ciudades con aguas negras corriendo libremente por sus calles son desagradables para los visitantes foráneos.
La contaminación ambiental por emisión de gases, básicamente CO2 y Metano, está afectando negativamente la capa de ozono que protege a nuestro planeta, y también la calidad del aire que respiramos; además, esto crea una desagradable sensación en los recreacionistas y turistas.
La contaminación visual que causa el desorden urbano también afecta negativamente la percepción de los visitantes en turismo interno o internacional. A los visitantes no le interesa o no les agrada visitar poblaciones o sitios sucios e insalubres.
Para completar este triste cuadro, estamos siendo testigos de como el clima de la tierra se ha venido desmejorando a consecuencia de la contaminación antes mencionada. El cambio climático siempre ha existido, pero su afectación, que antes se medía en términos de miles de años, ahora se agrava de década en década haciendo que sus consecuencias sean cada vez más notorias. El deshielo de los cascos polares está causando el aumento progresivo de los niveles de agua en los océanos y mares; el aumento de las temperaturas está afectando el ciclo de las lluvias, de las cosechas, y a las actividades recreacionales y turísticas; y tanto el calor extremo como las sequías están generando cada vez más incendios con la pérdida o abandono de millones de hogares, y afectando notoriamente a las
actividades turísticas.
El cambio climático también ha traído más huracanes, y terremotos más frecuentes y de mayor intensidad, perjudicando a destinos cuyos ingresos dependen casi exclusivamente del turismo.
En definitiva, tanto la contaminación como el cambio climático se han convertido en peligrosos enemigos del turismo, y las medidas que se están tomando parecen insuficientes para evitar el terrible daño que están causando en todos los continentes.
La pandemia china que actualmente castiga a la humanidad muy probablemente cesará en uno o dos años, pero la contaminación y el cambio climático nos continuarán afectando por muchos años mientras no se mejore la educación de los pueblos, se promueva la sostenibilidad ambiental, y los grandes países no asuman su responsabilidad en cuanto a la disminución de la emisión de gases tóxicos y a la evolución hacia el uso de energías limpias.
Willian J. Bracho
Abogado, MSc. Gestión del Turismo Sostenible.
wjbracho@yahoo.com; willianbracho@estrategaconsulting.net.
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