Aumenta la esperanza de encontrar huellas de vida en Marte: hallan un antiguo lago en un cráter

Los sedimentos de la zona podrán confirmar si existen restos orgánicos o no, algo que verificará el rover Perseverance.


Tres metros de largo, 23 cámaras, poco más de una tonelada de peso y un brazo robótico de dos metros. Así es el rover Perseverance que lleva casi tres años analizando la superficie marciana. El objetivo era utilizar sus siete instrumentos analizar la composición química y molecular de las rocas e identificar posibles compuestos orgánicos. Y, si alguna vez existió vida en Marte, los sedimentos del lago en la base del cráter Jezero refuerza la esperanza de que Perseverance los pueda encontrar.

En un nuevo estudio publicado en Science Advances, un equipo liderado por David Paige de la Universidad de California Los Ángeles, se demuestra que, en algún momento, el cráter Jezero se llenó de agua, depositando capas de sedimentos en el suelo. Posteriormente, el lago se redujo y los sedimentos arrastrados por el río que lo alimentaba formaron un enorme delta. A medida que el lago se disipó con el tiempo, los sedimentos del cráter se erosionaron, formando las características geológicas visibles hoy en la superficie.

«Desde la órbita podemos ver un montón de depósitos diferentes, pero no podemos decir con seguridad si lo que estamos viendo es su estado original o si estamos viendo la conclusión de una larga historia geológica – señala Paige en un comunicado -. Para saber cómo se formaron estas cosas, necesitamos ver debajo de la superficie».

El rover, que tiene aproximadamente el tamaño de un automóvil, ha estado explorando el cráter de unos 45 kilómetros de ancho, estudiando su geología y atmósfera y recolectando muestras desde 2021. Las muestras de suelo y rocas de Perseverance serán devueltas a la Tierra por una futura expedición y analizadas en busca de evidencia de vida.

Entre mayo y diciembre de 2022, Perseverance se dirigió desde el suelo del cráter hacia el delta, una vasta extensión de sedimentos de 3 mil millones de años que, desde la órbita, se asemeja a los deltas de los ríos de la Tierra.

Durante su recorrido, el instrumento Radar Imager for Mars’ Subsurface Experiment de Perseverance (RIMFAX o Generador de Imágenes de Radar para el Experimento de Perseverance del Subsuelo de Marte), disparó ondas de radar hacia abajo a intervalos de 10 centímetros y midió pulsos reflejados desde profundidades de unos 20 metros debajo de la superficie. Gracias a ello, los científicos pueden ver hasta la base de los sedimentos.

Las imágenes revelaron dos períodos distintos de deposición de sedimentos intercalados entre dos períodos de erosión y que los sedimentos son regulares y horizontales, al igual que los depositados en los lagos de la Tierra. La existencia de sedimentos lacustres se había sospechado en estudios anteriores, pero ha sido confirmada por el equipo de Paige.

«Los cambios que vemos conservados en el registro de rocas están impulsados por cambios a gran escala en el entorno marciano – concluye Paige -. Es asombroso que podamos ver tanta evidencia de cambio en un área geográfica tan pequeña, lo que nos permite extender nuestros hallazgos a la escala de todo el cráter».

La confirmación de estos sedimentos lacustres es lo que da la esperanza de hallar restos orgánicos en las rocas recolectadas, una vez que estas regresen a la Tierra. Pero para ello habrá que esperar aún mucho tiempo, casi 10 años: en 2027 se lanzará la misión que regresará, si todo sale bien, en 2033.

elmundoalinstante.com

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