La fotosíntesis, la reacción química que hace posible casi toda la vida en la Tierra, es extremadamente ineficiente a la hora de captar energía: solo alrededor del 1% de la energía lumínica que absorbe una planta se convierte en energía química dentro de ella. Unos bioingenieros han ideado un nuevo y radical método de agricultura al que han denominado “electroagricultura”.
A grandes rasgos, en la electroagricultura se sustituye la fotosíntesis por una reacción química impulsada por energía solar que convierte de forma más eficiente el dióxido de carbono (CO2) en una sustancia orgánica capaz de alimentar a los vegetales, modificados genéticamente para que puedan nutrirse de dicha sustancia.
Ahora mismo, la eficiencia alcanzada con el nuevo método es de aproximadamente un 4 por ciento, lo que ya es cuatro veces superior a la de la fotosíntesis, pero seguramente aumentará a medida que el sistema sea perfeccionado.
Detrás de esta forma radical de agricultura artificial está un equipo integrado, entre otros, por Bradie Crandall y Feng Jiao, de la Universidad Washington en San Luis de Misuri, y Robert Jinkerson, de la Universidad de California en Riverside, ambas instituciones en Estados Unidos.
Los investigadores calculan que si todos los alimentos se produjeran mediante electroagricultura, se reduciría la cantidad de tierra necesaria para la agricultura hasta tan solo un 6 por ciento de la extensión actualmente empleada.
El nuevo método también podría utilizarse para cultivar alimentos en el espacio.
Poner en práctica a gran escala la electroagricultura conllevaría sustituir los campos de cultivo por edificios de varios pisos. Los paneles solares situados en los edificios o cerca de ellos absorberían la radiación solar, y esta energía alimentaría una reacción química entre el CO2 y el agua para producir acetato, una molécula similar al ácido acético, el principal componente del vinagre. El acetato se utilizaría para alimentar plantas cultivadas hidropónicamente. El método también podría utilizarse para cultivar otros organismos productores de alimentos, ya que el acetato es utilizado de forma natural por setas, levaduras y algas.
El equipo ha centrado inicialmente su investigación en los tomates y las lechugas, pero en el futuro tiene previsto ampliarla a cultivos básicos ricos en calorías como la mandioca (yuca), el boniato (batata) y los cereales.
Los investigadores ya han conseguido modificar plantas de tal modo que las nuevas versiones pueden utilizar acetato además de la fotosíntesis, pero su objetivo final es obtener plantas que puedan obtener toda la energía necesaria del acetato, lo que significa que no necesitarían luz para nada.
Crandall y sus colegas exponen los detalles técnicos de su concepto de electroagricultura y de los experimentos efectuados hasta el momento en la revista académica Joule, bajo el título “Electro-Agriculture: Revolutionizing Farming for a Sustainable Future”.