Turismo de aventura: el Gran Camino Inca impulsa el desarrollo rural en Perú

El turismo de aventura y naturaleza en Perú se consolida como uno de los segmentos de mayor crecimiento a nivel mundial, generando impactos positivos en las economías locales y fomentando la conservación del patrimonio cultural y natural. En este contexto, el Gran Camino Inca, parte del Qhapaq Ñan —red vial andina declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO—, se presenta como una oportunidad estratégica para posicionar al Perú como líder regional en este mercado.


Según la Adventure Travel Trade Association (ATTA), este tipo de turismo generó 683 mil millones de dólares en 2017 y se proyecta que alcanzará los 1,5 billones en 2032. En el Perú, un turista de aventura gasta en promedio $2200 por viaje, más del doble que un visitante convencional, lo que beneficia directamente a comunidades rurales y genera más empleos formales y sostenibles.

“El turismo de aventura global se orienta hacia rutas de largo recorrido. El Perú ya cuenta con esa base: el Gran Camino Inca”, afirma Martín Romero, gerente general de Explorandes, empresa peruana que cumple 50 años en 2025.

Este sistema vial ancestral recorre más de 2500 km desde Quito hasta La Paz, atravesando imponentes paisajes andinos y sitios arqueológicos. Con 10 metros de ancho promedio, cientos de tambos, colcas y chasqui wasis, el Gran Camino Inca constituye una de las infraestructuras peatonales más impresionantes del mundo antiguo.

“El Camino Inca no es solo un eje de transporte, sino una red con un valor cultural más amplio”, señala Alfredo Ferreyros, fundador de Explorandes. Actualmente, diversas operadoras están promoviendo su reactivación mediante salidas mensuales, alianzas con universidades y expertos internacionales.

Modelos exitosos como el Camino de Santiago (Europa), el Pacific Crest Trail (EE.UU.) y las Great Walks (Nueva Zelanda) demuestran el impacto que una ruta bien gestionada puede tener en el desarrollo rural y la descentralización del turismo. En este marco, el Gran Camino Inca tiene el potencial de convertirse en la primera ruta de larga distancia oficial de Latinoamérica.

Para lograrlo, se requiere una articulación entre los sectores de Cultura, Turismo y Transporte, así como inversión en señalización, servicios y capacitación local.

“El objetivo es que tour operadores internacionales incluyan esta ruta en sus catálogos como una joya del Perú, capaz de integrar a cientos de comunidades andinas históricamente marginadas”, concluye Romero.

Con su valor monumental, accesibilidad y potencial de impacto, el Gran Camino Inca representa una oportunidad única para reactivar la economía rural andina y posicionar al Perú como referente global en turismo de aventura.

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