“El sector deberá confrontar una recesión que afectaría el consumo, priorizando economía básica familiar y redirigiendo gastos empresariales y personales a las necesidades elementales”.
La llamada “industria sin chimeneas” genera importantes recursos para el Perú pese a no haber desarrollado todo su potencial. Será uno de los sectores más afectados por la pandemia global, tanto el turismo receptivo (de extranjeros) como el interno (se recuperaría antes). La reactivación pendiente de conectividad global, nuevos protocolos sanitarios y nueva convivencia. El sector deberá confrontar una recesión que afectaría el consumo, priorizando economía básica familiar y redirigiendo gastos empresariales y personales a las necesidades elementales (alimentación, vivienda, servicios). Turismo es una experiencia recreativa importante, pero no indispensable. El FAE Turismo con más plazo para pagos y periodo de gracia ayudaría, pero el sector requerirá mayor apoyo.
El turismo receptivo equivale al 7% de las exportaciones mundiales; genera 300 millones de empleos. Además, 1,500 millones de personas vacacionaron en 2019. El turismo previo al COVID-19 era beneficiado por la reducción de costos de pasajes, fácil conectividad aérea, amplias ofertas y crecimiento impulsado por el factor chino.
La demanda se recuperaría a mitad de 2021; recién en 2023 los ingresos igualarían a los de 2019. Las empresas sobrevivirán cambiando de giro de negocio o reconvirtiéndose temporalmente. El sector lucirá reconfigurado y la crisis aeronáutica (Latam, Avianca) podría afectar la conectividad. Se prevé una baja de 70% en turismo receptivo y 42% en turismo interno. Para el turismo receptivo y reactivación sectorial, la percepción del riesgo del lugar de destino y reputación del país respecto al manejo de la pandemia serán determinantes para abrir el transporte aéreo internacional y para que el consumidor elija el destino.
