El Pichao, pueblo tucumano con montañas que se entremezclan con las nubes

Uno de los lugares no tan concurridos de Argentina es El Pichao.


Un pueblo tucumano, sitio de fincas que se encuentra a más de 2000 metros de altura sobre el nivel del mar. Allí, existen desde las producciones más industriales de vino hasta las elaboraciones artesanales únicas de la región.

Este pequeño pueblo de Tucumán se encuentra en el centro de los Valles Calchaquíes, a ocho kilómetros de Colalao del Valle, en el límite con Salta y Catamarca y a 2.200 metros sobre el nivel del mar. Se ubica a 198 kilómetros de la capital de la provincia y se caracteriza por su comunidad de tan solo 80 familias que mantienen vivas sus raíces y tradiciones.

El principal atractivo de este pueblo es su entorno natural. Además de poder describir la elaboración de los más exquisitos vinos, se pueden disfrutar bajo los paisajes más lindos del noroeste argentino. El Pichao se formó a fines del siglo XIX y su nombre significa escoba hecha de ramas en quichua, ya que es un sitio “barrido o limpio”.

Su historia y cultura se mantiene viva en cada uno de sus rincones. Este pueblo se destaca por su tranquilidad que se complementa a la perfección con su producción vitivinícola. Es una de las paradas obligatorias durante la Ruta del Vino de Tucumán donde se puede explorar los sistemas industriales más comunes, como también la elaboración más casera y artesanal que le otorga un toque especial.

La gastronomía típica también hace a El Pichao un pueblo único. Los locales se autoabastecen criando a su propio ganado y cultivando, por lo qué sus platos típicos no tienen comparación. Además, ofrecen sus conocidos dulces de membrillo, cayote, manzana, higo y pera para aquellos que deseen llevarse un recuerdo. En febrero se celebra la Fiesta Provincial de los Dulces Artesanales donde se convierten en protagonistas.

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