En Argentina, Chapalcó es un claro ejemplo de cómo un pueblo puede resurgir de la adversidad. Ubicado en el sur de la provincia de Buenos Aires, este pequeño paraje supo sufrir una de las peores inundaciones registradas en la zona. En 1983, el desborde de la laguna de Chasicó cubrió unas 12 mil hectáreas y dejó sumergidas viviendas, comercios y caminos, haciendo que sus habitantes abandonaran el lugar.
Durante años, la imagen de Chapalcó fue la de un pueblo deshabitado y sumergido, con una única casa, la de la familia Dallavia, visible por encima del agua. También sobrevivió una oficina municipal, que funcionó como punto de referencia para quienes mantenían viva la esperanza del regreso.
El tiempo, la paciencia y la voluntad de sus antiguos pobladores hicieron posible el retorno. Dos décadas después de la inundación, cuando el agua comenzó a bajar, muchos vecinos decidieron volver a construir sus hogares, y con ello también recuperar la identidad perdida del pueblo. Pero lo que nadie imaginaba era que la naturaleza les tenía guardado un recurso que marcaría una nueva etapa para Chapalcó.
Este paraje se encuentra en el partido de Villarino, en el sur de la provincia de Buenos Aires. A unos 800 kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Chapalcó es parte del paisaje rural cercano a Médanos.
Con apenas 50 habitantes permanentes, Chapalcó se ha convertido en un punto clave para los amantes de la pesca deportiva. El pejerrey, abundante en la laguna de Chasicó, atrajo a visitantes de distintos puntos del país, lo que incentivó la apertura de pequeños negocios, alquileres de botes, cabañas, casas de pesca y almacenes. Así, el turismo tomó un rol central en la reactivación económica del pueblo.