El próximo 27 de septiembre nuevamente se celebra el Día Mundial del Turismo, y para esta ocasión la Organización Mundial del Turismo -OMT ha escogido un interesante lema: Repensar el Turismo. La verdad es que, en países como Venezuela, las personas que trabajamos alrededor de esta actividad, vivimos repensando en que hacer para lograr que esta se convierta en uno de los grandes pilares de la economía y del desarrollo social del país.
Abstrayéndonos de todo lo que ha sucedido en las últimas décadas, en materia política y económica, imaginemos un escenario positivo, en un plazo de cinco años, en el cual propongamos alcanzar las siguientes metas:
1. Turismo Interno: Manejo de una cifra anual de 25 millones de viajeros movilizándose hacia los principales destinos turísticos nacionales, y pernoctando en estos un promedio de 2 noches. Esto, en término de servicios turísticos podría contabilizarse como la utilización de 50 millones de noches hoteleras para 2027, a un precio promedio de US$ 40,00 cada noche; 100 millones de comidas anuales (dos diarias entre informales y formales) a un precio promedio de US$ 20,00 c/u; y otros US$ 20,00 en gastos diarios de transporte (promedio en colectivo público, colectivo privado o autotransporte); con un estimado total de Gasto Turístico Anual de US$ 5.000.000.000. Además, una movilización de Recreacionistas (viajeros por un día sin pernocta) que podría alcanzar un promedio de 500.000 personas semanalmente, y que gastarían en transporte y comidas unos US$ 35,00 durante su estadía, generando adicionalmente unos US$ 910.000.000 (500.000 pers x $35 x 52 semanas). Todo esto nos reportaría un total de Gasto Turístico Anual por Turismo Interno y Recreación de Cinco mil novecientos diez millones de dólares americanos (US$ 5.910.000.000)
2. Turismo Internacional Receptivo: Asumiendo que estemos recibiendo unos 400.000 visitantes extranjeros en 2022, una meta de 2 millones de turistas internacionales para 2027 (entre visitantes pernoctando y cruceristas de un día) no es exagerada. Si logramos un promedio de estancia de 6 noches, y un promedio de gastos diarios de US$ 200,00, independientes del costo del transporte internacional, podríamos lograr unos US$ 2.400 millones de ingreso de divisas.
Por supuesto, para poder manejar las cifras antes mencionadas también tenemos que repensar al país, las reglas de juego de la economía, su infraestructura vial, la seguridad jurídica y personal, los servicios públicos, la sostenibilidad de los destinos turísticos, la concientización y capacitación de los recursos humanos, y muchos otros aspectos que condicionarán las posibilidades de viaje de los venezolanos dentro de su país, y la llegada de los visitantes internacionales.
Si al 80% de los venezolanos les es difícil acceder a la canasta básica de alimentos y servicios, no podemos prever un crecimiento del turismo interno, como el antes descrito, contando tan solo con el 20% de la población que si tiene posibilidades económicas de hacerlo.
Si deseamos que la recreación alcance cifras importantes e impacte positivamente las economías regionales y locales, tenemos que repensar el transporte público terrestre interurbano, los balnearios de mar, lagos y ríos, con las facilidades y previsiones necesarias para su disfrute y conservación; paradores turísticos doquiera que existan recursos naturales o artificiales importantes; desarrollar paradores de carretera para apoyar a los viajeros y a los transportistas; apoyar a los Municipios para que organicen y embellezcan sus pueblos; y promover campañas para que la gente reciba y proteja a sus visitantes locales.
Si los potenciales visitantes internacionales no tienen garantías de conectividad en el transporte, de seguridad en los destinos, de calidad de los servicios y sostenibilidad ambiental, preferirán otros destinos en Latinoamérica o Caribe, o en otros continentes. Tenemos que repensar en un transporte aéreo y marítimo interno que sea bueno para los venezolanos y para los extranjeros que nos visitan; también tenemos que repensar como volver a ser un destino apetecible para el mercado de cruceros en el Caribe, para lo cual tenemos que desarrollar terminales específicos al menos en La Guaira y Margarita.
En fin, debemos repensar el turismo como una estrategia integral de desarrollo sostenible que nos permita generar inversión, trabajo, riqueza; revalorizar los recursos naturales y culturales de nuestro país, y hacer énfasis en la calidad y el buen trato a turistas.
Soñar con un país con excelente desarrollo turístico es relativamente fácil, hacer un esfuerzo entre sector público y sector privado para lograr alcanzarlo es difícil, pero no imposible.
Manos a la obra.
Willian J. Bracho
Abogado, Maestría en Gerencia del Turismo Sostenible
Especialista en Dº de la Navegación
wjbracho@yahoo.com