El Canal de Panamá, inaugurado en 1914, ha sido durante mucho tiempo una obra maestra de la ingeniería y un pilar del comercio marítimo mundial. Con una longitud de 82 kilómetros, este canal conecta el Océano Atlántico con el Océano Pacífico, facilitando el tránsito de barcos mediante un sistema de esclusas.
Sin embargo, Honduras está emergiendo como un competidor potencial con un ambicioso proyecto que busca ofrecer una alternativa a esta infraestructura única.
El plan de Honduras consiste en crear un “canal seco” que conectaría los océanos Pacífico y Atlántico. Esta iniciativa, que tiene un costo aproximado de 18,8 millones de euros, implicaría la construcción de una extensa red de carreteras, ferrocarriles y centros logísticos avanzados.
Este ambicioso proyecto podría transformar la conectividad en la región, posicionando a Honduras como un eje logístico clave en Centroamérica.
A pesar de la promesa del “corredor seco”, el proyecto enfrenta dudas respecto a su financiación y su impacto ambiental. Asimismo, competidores como Costa Rica, con el interés de financiamiento de Arabia Saudita, también están en la carrera para establecer sus propias rutas comerciales.
Si fructifica, el canal seco de Honduras no solo podría transformar el comercio en la región, sino también alterar el equilibrio de poder en el tráfico marítimo que actualmente sostiene el Canal de Panamá.