A pocas horas de Guayaquil se ubica un singular destino de arena, de 10 hectáreas, que ha ido ganando popularidad.
Las imágenes más representativas del turismo del Ecuador continental generalmente nos llevan a resaltar nuestras fantásticas playas, montañas o selva amazónica. Pero existe otro paisaje diametralmente distinto que también podría ubicarse como ícono de la industria de viajes del país: el desierto de Palmira.
Para llegar desde Guayaquil a ese escenario tan particular y poco conocido hay que tomar la vía E40 hasta El Triunfo; de ahí se continúa por el desvío que lleva paulatinamente a Huigra, Alausí y, finalmente, Palmira. Son aproximadamente cuatro horas en carro particular.
Otra opción, más larga, es viajar hasta Riobamba y luego dirigirse hacia la cercana población de Guamote, ubicada a 59 kilómetros al sur, lo cual requiere una hora de viaje en los buses que salen desde la terminal terrestre de la capital de la provincia de Chimborazo. El desierto se encuentra a 16 km (15 minutos) de Guamote, para lo cual se puede tomar un taxi; el costo de la carrera es de unos $ 6.