Una nueva medición confirma lo que resultados anteriores (y muy discutidos) habían indicado: el universo se expande más deprisa de lo previsto por los modelos teóricos clásicos, y, de hecho, más deprisa de lo que puede explicar la física actualmente conocida.
Esta discrepancia de los modelos teóricos clásicos con respecto a los datos recolectados mediante observaciones se denomina “tensión de Hubble”. Ahora, los resultados del nuevo estudio apoyan aún más esta insólita expansión en aceleración constante.
“La tensión se convierte ahora en una crisis”, afirma Dan Scolnic, de la Universidad Duke en Estados Unidos y primer firmante del estudio.
Determinar la velocidad de expansión del universo ha sido un importante objetivo científico desde 1929, cuando el astrónomo Edwin Hubble descubrió que el universo se está expandiendo.
Desde entonces, muchas observaciones han corroborado que el universo se expande. Pero a fines de la década de 1990 comenzaron a recogerse aparentes pruebas de que, además, dicha expansión no se realiza a una velocidad fija sino que se está acelerando. El enigma de esta aceleración no ha podido ser explicado satisfactoriamente, aunque se ha recurrido a un concepto teórico, el de la existencia de una hipotética “energía oscura” que sería la responsable de dicha aceleración.
Últimamente, en una serie de investigaciones a cargo de distintos equipos de científicos, se han propuesto interpretaciones alternativas de las observaciones realizadas y se ha puesto en duda que exista la energía oscura e incluso que exista esa aceleración en la expansión del universo.
Scolnic y sus colegas han obtenido una evidencia adicional de que la expansión del universo se está acelerando.
Medir el universo requiere poder usar una escala cósmica como referencia. Esa escala es una sucesión de métodos utilizados para medir las distancias a los objetos celestes, y cada método se basa en el anterior para su calibración.
La escala empleada por Scolnic y sus colegas fue creada por un equipo independiente a partir de los datos del instrumento DESI (Dark Energy Spectroscopic Instrument), que observa más de 100.000 galaxias cada noche desde su posición estratégica en el Observatorio Nacional de Kitt Peak, en Estados Unidos.
El equipo de Scolnic se percató de que esta escala podía anclarse más cerca de la Tierra, aumentando con ello su precisión y su fiabilidad, si se lograba medir con mayor precisión la distancia que nos separa del cúmulo de galaxias de Coma, uno de los más cercanos a nuestra galaxia. Scolnic y sus colegas consiguieron hacer esto, valiéndose de las curvas de luz de 12 supernovas de tipo Ia dentro de ese cúmulo de galaxias.
Al igual que podemos calcular la distancia que nos separa de una bombilla encendida si conocemos su potencia luminosa, las supernovas de esa clase tienen una luminosidad predecible que las convierte en indicadores fiables de distancias.
Usando como referencia la nueva y precisa medición, los autores del estudio calibraron el resto de la escala. A partir de aquí, han corroborado que la expansión del universo se está acelerando y han determinado que el valor para la constante de Hubble es de 76,5 kilómetros por segundo por megapársec, lo que esencialmente significa que nuestra región del universo se expande 76,5 kilómetros por segundo más deprisa por cada 3,26 millones de años-luz de distancia. Esto, como otras mediciones previas, choca frontalmente contra la física conocida.
El estudio se titula “The Hubble Tension in our own Backyard: DESI and the Nearness of the Coma Cluster”. Y se ha publicado en la revista académica The Astrophysical Journal Letters.