Airbus apuesta por el hidrógeno para los vuelos no contaminantes

Que un avión de pasajeros vaya a volar con baterías suena hoy por hoy pura ciencia ficción. Las baterías pesan demasiado para que si vuela el avión, pueda llevar pasajeros. Y no hablemos de cruzar un océano. Por eso, Airbus apuesta por el hidrógeno. Pero el hidrógeno tiene sus problemas. El primero, el tiempo de recarga en los aeropuertos. Y el segundo, que esta es otra cuestión delicada, que si bien su consumo es ambientalmente neutro, su producción puede llegar a ser más perjudicial para el medio ambiente que cualquier otro combustible, porque requiere grandes cantidades de energía eléctrica, abriendo otro problema.


Este otoño, la compañía europea presentó un avión con una solución inesperada para el problema de la recarga: seis celdas de combustible extraíbles diseñadas para ser desmontadas y reensambladas para intercambios rápidos en los aeropuertos. O sea aterrizar, cambiar las piezas vacías por otras llenas y a volar. Las nuevas celdas serían impulsadas por hidrógeno.

En septiembre, Airbus reveló tres aviones de concepto ZEROe, todos basados ​​en hidrógeno. Dos de los aviones eran clásicos; un turbofan de fuselaje estrecho para 120 a 200 pasajeros y un turbohélice para el mercado regional de 100 asientos. El tercero, con capacidad para 200 pasajeros, fue un concepto de ruptura con un fuselaje ancho y un ala combinada. El fabricante de aviones se fijó la meta de presentar en cinco años un avión de hidrógeno comercialmente viable.

“La configuración de ‘cápsula’ es esencialmente un sistema de propulsión de celda de combustible que empuja a la aeronave a través de seis propulsores dispuestos a lo largo del ala. Las celdas de combustible de hidrógeno tienen consideraciones de diseño muy diferentes, por lo que sabíamos que teníamos que idear un enfoque único”, dijo Matthieu Thomas, diseñador de Airbus al portal Simple Flying. El sistema está pensado para intercambios rápidos, lo que podría ayudar con el problema de repostar hidrógeno. Cada cápsula es un sistema de propulsión autónomo que constaría de una hélice,, motor eléctrico, celdas de combustible electrónica de potencia, tanque de LH2 (hidrógeno líquido), un sistema de enfriamiento y un conjunto de equipos auxiliares.

Una de las características clave del sistema potencial es que está diseñado para intercambios rápidos. Esto podría proporcionar una solución al problema del reabastecimiento de combustible en los aeropuertos, que los expertos han planteado como uno de los principales problemas a los que se enfrentan los vuelos propulsados ​​por hidrógeno. Gracias a sus características extraíbles, se puede desmontar y volver a montar en un tiempo récord. “Esta configuración de ‘cápsula’ es un excelente punto de partida para fomentar una mayor investigación sobre cómo podemos escalar la tecnología del hidrógeno a aviones comerciales. Esta es una opción, pero se conceptualizarán muchas más antes de hacer una selección final, una decisión que se espera para 2025”, dice Glenn Llewellyn, también de Airbus.

El hidrógeno es considerado por muchos como una de las mejores apuestas de la aviación para reducir las emisiones de carbono. Si bien el hidrógeno en sí mismo no produce dióxido de carbono cuando se usa como fuente de combustible, el hidrógeno se produce a partir de combustibles fósiles; un proceso que en sí mismo libera dióxido de carbono y monóxido a la atmósfera. Entonces, si bien un avión propulsado por hidrógeno podría llamarse “emisión cero”, en este momento, la cadena de suministro de combustible no puede. Sin embargo, esto también podría convertirse en una realidad con la producción de “hidrógeno verde”. Esto se realiza mediante electrólisis, utilizando fuentes de energía renovables como la solar, la hidráulica o la eólica.

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