Creada por el excéntrico coleccionista Jay Ohrberg, este vehículo con 30,5 metros de longitud se convirtió en el más largo del mundo, pero no tanto su vida útil.
En el libro Guinness de los Récords hay cabida para todo. Desde asombrosas hazañas, hasta verdaderas joyas de ingeniería. Revisando sus páginas es posible que un vehículo llame tu atención, y no por ser un artículo de coleccionista, que también, sino por haberse coronado como el automóvil más grande del planeta. Con 30,5 metros de longitud, el Cadillac Fleetwood Eldorado Convertible bautizado como American Dream es una leyenda sobre ruedas.
Creada Jay Ohrberg, coleccionista y reconocido empresario, esta estrafalaria limusina tiene todo lo que puedes imaginar, helipuerto incluido. Fruto de su excéntrica visión se han producido algunos de los vehículos más famosos del cine, véase el DeLorean de Regreso al futuro o el Pontiac Trans Am de El coche fantástico.
Fue en 1986 cuando esta limusina, que parte de un Cadillac Eldorado de 1976, se hizo con el título, reconocimiento que mantiene hoy día. Este gigante, que pesa más de 10 toneladas, cuenta con 12 ejes, 24 ruedas, dos motores V8 y una articulación central. En su interior, además de numerosos asientos, dispone de dos puestos de conducción –uno en cada extremo– una cama de agua King size, cama de bronceado, antena parabólica y una piscina con jacuzzi. Pero, sin duda, lo que más llama la atención es su helipuerto situado sobre la zaga. Otra de las características principales que diferencian a esta limusina es que está concebida para conducirse como un vehículo rígido o articulado, dependiendo de las necesidades concretas de su propietario, característica pensada para solventar los inconvenientes de conducir el coche más largo del mundo.
Pese a lo original de la idea, el proyecto de Jay Ohrberg, cuyo precio rondó los 3,5 millones de euros, no llegó a muy buen puerto, apenas recorrió largas distancias. Se concibió para ser transportado en dos piezas y llegar así a todas partes para ser el centro de fiestas de cualquier millonario, pero ni con esas logró mantenerse en el mercado. Su precio de alquiler era de 8.900 euros al día, nada caro si se tiene en cuenta que se trataba de un vehículo de lujo y de récord. Cuando la empresa que se encargaba de su alquiler terminó su contrato decidió no renovarlo.
Finalmente, acabó abandonado en un almacén de Nueva Jersey. Pero como los clásicos nunca pasan de moda, en 2014, fue recuperado por un nuevo propietario, el Autoseum – Automotive Teaching Museum, que decidió, tras adquirirlo en una subasta, restaurarlo. Una tarea titánica que requería de una gran inversión y mucho trabajo. La idea era, una vez estuviese terminado, ponerlo al servicio de la industria del cine y la publicidad. Pero, en la actualidad, nada se sabe del America Dream y de si llegó, o no, a buen puerto esta titánica tarea.